En los últimos años, la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres se ha convertido en un eje central de las políticas públicas y de la normativa laboral en España. Una de las principales medidas que deben implementar las organizaciones es el Protocolo de Igualdad.

¿Qué es un Protocolo de Igualdad?

Se trata de un conjunto de medidas y procedimientos internos que tienen como finalidad prevenir y actuar frente a situaciones de discriminación y acoso en el ámbito laboral.

No se limita solo a buenas intenciones, sino que debe recoger:

  • Diagnóstico de la situación en la empresa (brecha salarial, presencia de mujeres en puestos de responsabilidad, conciliación, etc.).

  • Medidas concretas para garantizar la igualdad efectiva.

  • Procedimientos de prevención y actuación frente al acoso laboral y sexual.

  • Mecanismos de seguimiento y evaluación del cumplimiento del plan.

¿Qué empresas están obligadas?

  • Todas las empresas con más de 50 trabajadores deben tener un Plan de Igualdad que incluya el protocolo.

  • Empresas de menor tamaño también pueden estar obligadas si así lo establece el convenio colectivo aplicable.

  • En cualquier caso, cualquier organización puede implantarlo de forma voluntaria, lo que supone un valor añadido en términos de imagen y cultura corporativa.

Consecuencias de no cumplir

El incumplimiento puede conllevar:

  • Sanciones económicas importantes, en función de la gravedad, de acuerdo con la Ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS).

  • Pérdida de acceso a ayudas públicas y subvenciones.

  • Riesgo reputacional y de conflictos laborales.

Más allá de la obligación: una oportunidad

Contar con un protocolo no solo evita sanciones, sino que mejora el clima laboral, refuerza la confianza del equipo y proyecta una imagen responsable de la empresa. Además, se alinea con las exigencias de clientes, inversores y organismos públicos en materia de responsabilidad social.

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